Las últimas decisiones tomadas por Microsoft en torno a su nueva consola no parecen haber sido suficientes como para recortar la distancia en cuanto a la estimación por parte de los analistas con respecto a su gran rival. PlayStation 4 sigue partiendo con ventaja frente a su adversario antes de su estreno.
Estaba claro que en el primer gran asalto entre ambas, llevado a cabo en la última edición de la Electronic Entertainment Expo, fue la plataforma de Sony la que resultó vencedora. Y no por las cualidades de cada consola, sino por la estrategia impuesta desde Redmond con el fin de defender los derechos de la propiedad intelectual de sus contenidos, aunque ello fuera a costa de la comodidad de sus usuarios.
Ello le supuso, lo hemos dicho en más de una ocasión, una gran cantidad de críticas que mancharon en parte la buena imagen y sensaciones que había creado la consola en su entorno una vez presentada durante el pasado mes de mayo.
La situación se tradujo no tanto en una caída de reservas o interés por parte de los consumidores, sino más bien un aumento sustancial del mismo hacia su gran rival, que parecía haber hecho bien los deberes para el evento de Los Ángeles.
La postura de Microsoft, reafirmándose en su política de restricciones, hacía presagiar, de hecho, que a largo plazo la distancia ya existente entre ambas se mantendría, y pocos dudaban ya de que el triunfo en la batalla por la nueva generación iba a caer desde el principio del lado japonés.
